En oposición al significado al cual tan malacostumbradas estamos, de desentendernos o mirar para otro lado, hemos querido en esta ocasión otorgarle a “lavarnos las manos”, la definición resiliente que se merece, de compromiso, de cuidado y de entendimiento con el bien común.
No podíamos desaprovechar que el nombre de nuestra ciudad lleva las Palmas (entre otras acepciones) en él. Sumándole a ello, el gentilicio poco claro que se tiene de los habitantes de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria (Palmenses, Laspalmeñas/os…) y la gran confusión que a su vez, se genera entorno a otros nombres de lugares tan conocidos cómo La Palma o Palma de Mallorca, quisimos pues reivindicar el árticulo femenino plural que antecede a Palmas cómo seña de identidad y diferenciación.
Queríamos pues verbalizar la idea de hacer ciudad, de pasear por ella, descubrirla, callejear, disfrutar, encontrar o quedar/se en/con ella. Generar acción, movimiento… Aunándo ambos conceptos, nos surgió por tanto: LasPalmasear.